Emperador toros de Javier Gallego La Quinta y Guadajira 4-6-22

 MULTITUDINARIO REGRESO DELS BOUS AL CARRER A EMPERADOR

​Excepcional día de toros en la localidad valenciana de Emperador que se vistió de gala para volver a primera y ser de nuevo referencia taurina en los festejos populares.

​Día de reencuentros, de emociones, de ilusiones, de miedos y de desafíos.

​“Esto es la repera” gritaba impresionado un niño de 9 años al ver desembarcar las vacas de José Vicente Machancoses en los corrales municipales. Un niño, como muchos, que era la primera vez que más o menos era consciente dels bous al carrer tras tres años de obligatorio parón. Del carretón (que siempre alimentó la llama de la afición) a la realidad y, obviamente, excita y hace vibrar a cualquier inocente que ha nacido y crecido viendo correr por sus calles la #culturadebou.

​Formidable el juego de las vacas del picassentí que le rindieron un bonito homenaje después de estos duros años de parada, aguante y sacrificio, sin ayudas públicas ni amparo de las autoridades que nos gobiernan. ¡Enhorabuena José Vicente!

​Vacas fuertes y con trapío que divirtieron en el acto matinal. Lamentar la cogida sufrida por uno de los participantes.

​Por la tarde llegaría el plato fuerte de la jornada, del Dia del Bou d’Emperador.

​Se anunciaba un desafío de encastes entre toros de Javier Gallego de procedencia Veragua, los santacolomeños de La Quinta y de Guadajira, encaste Marqués de Domecq. 3 toros, 3 ganaderías, 3 encastes, 3 capas y 3 años después Emperador volvía a ser “influencer taurino”. Nadie se quedó en casa, nadie. El municipio más pequeño de España estaba hasta la bandera, no cabía ni un alfiler en el recinto taurino y la plaza del Ayuntamiento, lleno hasta no poder más, abarrotado al llamamiento de un desafío de encastes que supo movilizar a vecinos, aficionados y visitantes.

​3 tipos de toros diferentes, 3 juegos distintos, 3 comportamientos, 3 embestidas desiguales. Gran parte de la riqueza genética de nuestra piel de toro concentrada en una tarde agradable y soleada.

​Vicente José Vázquez creó a finales del siglo XVIII una vacada que fue referente histórico. De las casas reales de España y Portugal hasta la familia Gallego Vázquez.






​Naranjito, número 87, fue un toro fuerte y hondo, ligero de carnes y de cara cómoda, no muy grande, ancho de pecho y jabonero. Salió despistado hasta fijarse con su oponente que le esperó de manera valiente y firme. El de Veragua no fue tonto, se iba orientando a cada cite, esperó y arreó ocasionando momentos de apuros, peligro y emoción. Su mirada expresaba seriedad, y revelaba años de un pasado histórico que compartió con Bombita y Guerrita en los inicios de la tauromaquia reglada. Le costó humillar siendo fiel a su origen. Un toro diferente, de antaño, de antes del peto pero que pide paso.

​En segundo lugar, se desencajonó al santacoloma de La Quinta. Encaste formado en 1905 por el Conde de Santa Coloma a partir de las dos sangres de Vistahermosa, la de Saltillo y la de Ibarra. La mezcla de ambas sangres dio origen a uno de los grandes encastes del siglo XX, que fue depurado por la familia Buendía al comprar en 1932 toda la vacada y el hierro original. La familia Martínez Conradi aún h a definido más el toro de Buendía. Periquito, número 45, era el representativo toro que se cría en Fuente La Higuera. Le faltaba un trozo de pitón, pero tenía la cara bien puesta y hacia arriba, fino de cabos, degollado de papada, cárdeno, un toro serio y armónico, de cola fina y ojos grandes. Lo que es un “tío”. Realizó una salida electrizante, con piernas, hasta el final de la calle del Mar poniendo en un compromiso a uno de los participantes. Durante su exhibición se mostró noble y había que llegarle mucho. En los barrotes no derrotaba, sino que embestía con el hocico. Tubo una embestida más pacífica que temperamental, de buena condición para los recortadores.


​En tercer lugar, se soltó el Marqués de Domecq de la ganadería de Guadajira. El toro de la familia Muñoz aunó caja, volumen y peso, con cornamenta bien desarrollada y acapachada. Un animal hondo y enmorrillado, serio y negro de capa. Espectacular salida de cajón, con chispa y casta, revolviéndose, noble y con fijeza, tuvo clase y fondo. Un toro bravo y completo que emocionó a todos los presentes y que dio un juego difícil de olvidar por sus embestidas de lejos y bravías, humillando y deslizándose en cada cite. Solitario, número 1, fue ovacionado con insistencia. Siendo fiel a su estirpe dio muchos problemas para ser encerrado teniendo que ser enlazado.










​Después de los cerriles se soltaron dos vacas que mantuvieron el nivel de sus hermanas de la matinal.

​Se anunció la tarde como un desafío de encastes y por lo tanto hubo un triunfador. Pues sí, lo hubo. ¿Quién? En primer lugar, los ganaderos que son capaces de criar toros de encastes que se lidian poco, que son capaces de poner en valor la diversidad y riqueza genética, de luchar y pelear para evitar la desaparición de encastes minoritarios y minorizados, ganaderos capaces de mantener y criar un toro diferente, singular y con sello propio. No nos olvidamos de José Vicente Machancoses y del resto de ganaderos del terreno que, gracias a su amor propio, afición y compromiso con el animal bravo han sido capaces de salir adelante, con más fuerza todavía, ganándose la admiración y respeto de todos los aficionados, aunque estén silenciados por la administración.

​En segundo lugar, la Comissió Taurina Emperador por su valentía en defender y promocionar la Fiesta, la diversidad, variedad y heterogeneidad de la cabaña brava española, por la buena organización y la disparidad de actos organizados.

​Finalmente, el triunfador del desafío de encastes fue la afición y la fiesta popular de bous al carrer que salió reforzada tras la manifestación popular más grande recordada en Emperador respaldando a su comisión taurina y la #culturadebou de un pueblo vivo y con ganas de defender su historia, presente, tradición y patrimonio cultural.

​Recalcar la fundamental labor de los Emboladors Dona’t Pressa de Rafelbunyol por su profesionalidad y buen hacer, exponiéndose tanto por la tarde como por la noche delante de la cara de los toros.



​Impresionante también fue la entrada de cajones tirados por caballos. Se recuperaba así en Emperador el “tir i arrossegament”, una de las señas de identidad de l’horta de València. Amenizada la entrada por la música brasileña de Batutxec que hicieron mover las caderas al personal. Durante toda la tarde hasta altas horas de la madrugada el DJ David Celesten pinchó la auténtica música remember convirtiendo la plaza del Ayuntamiento en un punto de encuentro entre los aficionados y el público.

​En conclusión, en días así ganamos todos. Emperador y su comisión volvieron a ser referente en el mundo taurino, Emperador volvió a primera, se volvieron a vivir las emociones y reencuentros que sólo el toro bravo es capaz de transmitir. Diversidad, variedad, defensa, cultura, pasión y tradición en un día que pasará a la historia por muchos y distintos motivos.

¡Viva la fiesta de los toros! ¡Sí als bous al carrer! Som i serem patrimoni cultural.

​¡Enhorabuena Comissió Taurina de Emperador!



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